[icon color=»Accent-Color» size=»regular» image=»steadysets-icon-chat»] Contexto
Spot del Senador Barack Obama en la convención demócrata en Boston. La convención fue la que proclamó a Kerry como candidato a la Presidencia de la República. Obama tenía en ese momento 42 años y realizó su intervención en uno de los momentos estelares de la reunión. El tono es inspiracional y principista. “Nuestra política se ha tornado penosa y partidaria, tan echada a perder por dinero e influencia, que no nos permite abordar los grandes problemas que demandan soluciones. Aún en el medio de los enormes desafíos que afrontamos, tengo una gran fe y esperanza en el futuro, porque ¡creo en ustedes!”. Nadie recordaba un discurso así desde John F. Kennedy. Era volver a las fuentes del partido y de America. Para los demócratas fue recordarles la razón de ser de sus convicciones y creencias. Para Obama el momento clave de su carrera política, el comienzo de un camino que culminaría en la Presidencia de la República. El día que muchos pensaron que este joven e inexperto senador podría convertirse en el primer presidente negro de los Estados Unidos. Los asistentes al evento esperaba que todos se concentraran en las críticas a Irak, a Bush, y lo mismo de siempre. Obama fue más lejos. Fue una catarsis colectiva. Los asistentes a la convención quedaron anonadados con el ataque a las dinámicas de la política estadounidense: “No es la magnitud de nuestros problemas lo que más me concierne. Es la pequeñez de nuestra política. Norteamérica se ha enfrentado a grandes problemas antes. Pero hoy en día, nuestros líderes en Washington parecen incapaces de trabajar juntos”. Ese día Obama anunció que iba a estudiar las posibilidades de iniciar el camino hacia la Casa Blanca. Era una cuestión de principios. “Hace años, siendo organizador de comunidades en Chicago, aprendí que los cambios significantes siempre comienzan en nuestra comunidad popular, y que los ciudadanos comprometidos que trabajan juntos pueden llevar a cabo cosas extraordinarias”, señaló al final de su intervención. Al otro día los periódicos de Norteamérica se preguntaban quién era este joven senador negro, de padre africano, con tanta fuerza en su verbo y tanta luz en sus convicciones. Los jóvenes vieron en él al rebelde que todo adolescente lleva dentro y lo convirtieron en su inspiración.