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Afiche de la campaña de Ricardo  López Murphy durante las elecciones presidenciales de 2003.  Los estrategas mostraron al candidato como alguien independiente sin vínculos con la desprestigiada clase política tradicional.  López Murphy desarrolla una novedosa estrategia de posicionamiento con el recurso de convertir en virtud sus defectos, en este caso, López explotó su caricatura malhumorada presentándola como fortaleza e intransigencia, a la vez que la ablanda con simpáticas imágenes de bull-dogs y con el uso del humor a través de las leyes de Murphy. Al mismo tiempo comenzó a mostrarse en forma informal y tranquila. Lo que le valió un crecimiento en la favorabilidad de la opinión que los estrategas no supieron mantener o consolidar, sin embargo, logrará 3.200.000 votos (16,34%) en las elecciones del 27 de abril, y se convertirá en la primera fuerza no peronista del país en aquel momento. La campaña de las Leyes de Murphy apela al buen humor para generar recordación con el apellido y al mismo tiempo posicionar algunos mensajes políticos.  Se hubiera podido aprovechar la idea para posicionar mensajes de gobierno que no solo hicieran sonreír sino que propiciaran el apoyo electoral al candidato.