[icon color=»Accent-Color» size=»regular» image=»steadysets-icon-chat»] Contexto
Spot de la campaña de Juan Manuel Santos a nombre del Partido de la U, durante la contienda Presidencial de 2010. Santos empezó tarde su campaña como consecuencia de la incertidumbre ocasionada con la posibilidad de una segunda reelección del Presidente Álvaro Uribe. Una vez dicha posibilidad fue negada por la Corte Constitucional la campaña de Santos inició con timidez comunicacional, y digo timidez porque los instrumentos de persuasión iniciales no tenían un rumbo claro ni generaban recordación ni persuasión alguna. Hacia intuir la falta de criterios políticos por parte de los diseñadores de los instrumentos, como si hubieran dejado ese tema en manos de publicistas. El slogan inicial, “Para Seguir avanzando”, trataba de capitalizar el continuismo que generaba la adhesión mayoritaria de la población hacia el gobierno del Presidente Uribe. Sin embargo, ni la fotografía del candidato ni el slogan ni los distintos instrumentos de persuasión que se difundieron en televisión, radio o impresos, lograron cautivar al electorado. Se adivinaba desorden en la campaña en materia de direccionamiento estratégico. En algún momento el candidato resuelve darle un nuevo rumbo a su estrategia de comunicación incorporando a su equipo a Juan José Rendón, el estratega que había participado en el lanzamiento del Partido de la U, así como en algunas de las elecciones territoriales de ese partido. El nuevo rumbo fue volver a los orígenes, retomar los colores de la U, la estética televisiva de la U y amarrar los mensajes a los logros y la persona del Presidente Uribe. Las piezas no son muy elaboradas pero contienen mensajes claros, lo cual es el propósito de la comunicación política. La idea en este tipo de comunicación es ganar elecciones y no concursos de publicidad. La campaña se encargo de contar por todos los medios posibles que Juan Manuel era el candidato del Presidente Uribe y por lo tanto el depositario legitimo de su legado. La elección se tornó casi plebiscitaria hacia los logros del uribismo. Hay que decir también que Santos no contó con un adversario con la capacidad de hacer una campaña efectiva, lo cual facilitó el triunfo de la aspiración oficialista. La formula del éxito fue sencilla: mensajes claros, pertinentes y sencillos, contundencia en la pauta y buen manejo del ajedrez político y de los tiempos de la contienda. Para la uribización del mensaje se utilizaron todas las formas de lucha, desde voces simuladas del presidente Uribe hasta imágenes del Presidente mientras una voz nostálgica le daba las gracias por lo realizado. Los resultados de la primera vuelta electoral mostraron que los temores de un voto finish con el candidato del Partido Verde, Antanas Mockus, eran infundados y que la ventaja de Santos era casi irreversible sobre todo enfrentado a un adversario sin brújula y sin rumbo. La segunda vuelta se redujo a administrar la enorme ventaja sin soberbia o triunfalismo y a no cometer errores en los debates o en los pronunciamientos públicos. La campaña sobredimensionó algunos comentarios del adversario en el sentido de que en caso de un proceso internacional extraditaría a Uribe o la subida de impuestos. Al final el triunfo fue aplastante. El partido Verde no encontró la forma de ser adversario. La Agenda de Mockus empezó a manejarla Santos y Mockus comenzó a pronunciarse de los temas que Santos quería, y ese fue comienzo de la tragedia que se avecinaba para Mockus.