[icon color=»Accent-Color» size=»regular» image=»steadysets-icon-chat»] Contexto
Spot de la Campaña de Noemí Sanin a la Presidencia de Colombia, durante la contienda electoral de 2010. La compaña de Sanin no tuvo rumbo ni eje comunicativo claro. No se adivinaba línea estratégica clara que contrarrestara las vulnerabilidades de la candidata. Los instrumentos de persuasión no tenían norte ni posicionaban mensaje persuasivo alguno. La campaña comenzó, y cerró, con una pieza que utilizaba la estética futbolística para evidenciar una producción elaborada pero sin mayor contundencia política. Se hubiera podido hacer una menos elaborada pero con mayor vocación de recordación. Seguir el trasegar de los distintos instrumentos de persuasión de esta campaña es encontrarse con una tanteo publicitario, con la esperanza, me imagino, de ver si con alguno lograban impactar, y la verdad es que con ninguno lo lograron. En algún momento se emitieron algunas piezas en donde apela al genero de la candidata, ago así como mujer vota mujer, en una muestra más de pobreza de rumbo y de total ausencia de sentido estratégico. La idea era nombrar algunas gobernantes ilustres para luego decir que había que votar por Noemí porque ahora le tocaba a ella. Difícilmente encuentra uno un silogismo más absurdo. La imagen, el slogan, el mensaje y en general los distintos instrumentos de persuasión no lograron sensibilizar a ninguna audiencia. El póster no trasmitía dignidad presidencial y el esfuerzo de la candidata por parecerse al póster, subiendo los brazos igual, era, por decir lo menos, patética. A candidata no supo trasmitir dignidad o contrarrestar los negativos que la población tenia de ella luego de una larga carrera política. Nunca entendieron que en una campaña no se trata de tener publicidad sino de tener la publicidad correcta y no se trata de tener discurso sino de tener el discurso apropiado para el vocero de la aspiración. Sanin no logró ser la candidata del gobierno pero tampoco la de la oposición, no pudo ser la de la política pero tampoco la de la antipolítica y finalmente no supo trasmitir ninguna propuesta persuasiva en el ciudadano, todo sonaba a un cúmulo de imágenes y acciones sin orden o coherencia alguna. Al final quedó una aspiración destrozada y una candidata con fama de histérica, emocional y descontrolada. Ni siquiera tuvo la capacidad de cerrar bien su paso por la contienda, el video que grabó aceptando la derrota es un ejemplo de lo que nunca debería hacer un candidato por frustrado que se encuentre.