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Afiche de la campaña Republicana a las elecciones de 2004. La estrategia de campaña giro en torno a la guerra contra el terrorismo. Un discurso entre buenos y malos que fluía con naturalidad de la boca del candidato. El miedo se impuso a cualquier otro criterio. La campaña cabalgó sobre el patriotismo y el sentido de protección que se despertó en los norteamericanos con ocasión del 11 de septiembre. Nociones como ataque preventivo, guerra contra el terrorismo y ofensiva frente a los enemigos se impusieron sobre el desempleo, la salud, la educación o el medio ambiente. Todo lo que no fuera la guerra era caricaturizado como algo que desviaba la atención de lo importante: la defensa nacional. La paranoia antiterrorista fue la fuerza que posibilitó el triunfo. La campaña demócrata no fue capaz de desactivar esa oleada de patriotismo. Los afiches muestran, por lo general, motivos patrióticos. La gente adora a sus tropas y Bush procura sumergirse en ellas tantos en sus spot como en sus discursos y afiches.