20028

Valla de la campaña de Carlos Menem para las elecciones de 2003. La coyuntura es complicada y poco clara. La población se encuentra sumergida en la desesperanza. En la presidencia de encuentra Duhalde tras la renuncia de Fernando de la Rua. La crisis económica golpea todos los hogares argentinos. Las elecciones son adelantadas. Se necesita dar legitimidad al gobierno para realizar los ajustes que el país reclamaba. Por el justicialismo se presentaron Carlos Menem, Adolfo Rodríguez Saá y Néstor Kirchner, los cuales se sumaban a otros 16 candidatos de otras agrupaciones políticas. La campaña rápidamente se focalizo en Menem. Los defensores exaltaban la estabilidad económica y el progreso generado en sus mandatos. Los detractores cuestionaban los logros económicos especialmente en lo que referente a la Ley de Convertibilidad, al desempleo y a la corrupción de su gobierno. La estrategia de Menem giraba en torno a recordar sus logros, a ensalzar su liderazgo y a minimizar a sus adversarios. Entre tanto Néstor Kirchner empieza a crecer en la favorabilidad pública, gracias al impulso del gobierno de Duhalde. La campaña de Menem empieza a comunicar que Kirchner es una marioneta de Duhalde. El tono negativo de la campaña hizo que la abstención fuera grande. Esta es una de esas elecciones en donde el candidato que gana lo hace por el negativo de su contrincante. Menem tiene un negativo muy alto y eso lo termina capitalizando Kirchner. En la segunda vuelta, si se hubiera dado, se hubiera votado, seguramente, aplastantemente contra Menem. La campaña estuvo mal enfocada, los estrategas debieron haber medido a través de investigaciones de campo en dónde se originaba el negativo de Menem y haber diseñado acciones que lo desactivaran. El camino de hacer recordar sus logros no anulaban las causas que generaban reacción contra él. La valla que observamos manda un mensaje que genera abstención, algo así como “son todos tan malos que el mejor termina siendo Menem”. Un mensaje que no es bueno ni exalta condiciones positivas de la clase política argentina y eso, en cualquier lado, decepciona de la política y propicia abstención.