m-lionel_jospin_mai2002

Durante la campaña electoral de 2002 lo electores no tuvieron claridad entre lo que representaba Chirac y lo que encarnaba Jospin. El candidato socialista nunca pudo trasmitir el fervor de un mensaje y quedo atrapado en esa imagen de aburrido y poco carismático que encontraban los franceses en él. No pudo unir a la izquierda que se presentó a las elecciones atomizada y ahí se enredaron los 194.658 votos que le faltaron para pasar a la segunda vuelta. Una candidatura conjunta de la izquierda hubiese conseguido el 37.25% de los sufragios que hubieran garantizado el ballotage. La división de fuerzas es evidente, concurren a las elecciones dos candidatos socialistas, dos trotskistas, dos verdes y un comunista. Errores de comunicación, de lenguaje, de estrategia y de mensaje se tradujeron en esa hecatombe que significó el paso de Le Pen a la segunda vuelta electoral. Los socialistas no supieron interpretar esa coyuntura marcada por la corrupción, el desencanto, el miedo y la frustración, es decir, un contexto propicio para una campaña emocional que Lionel Jospin nunca supo expresar ni liderar, por eso la abstención llego a casi el 27%. Existía la percepción de que Francia se encontraba sumergida en la criminalidad y Jospin no fue capaz de mostrarse fuerte y decidido en este sentido, parecía blandito y dubitativo, y eso, en esa materia es fatal. Con una buena campaña no hubiera sido difícil vencer a Chirac, acusado de corrupción cuando se desempeñó como Alcalde de Paris, y a Le Pen, un nacionalista radical, racista, antisemita y xenófobo. Lamentablemente Jospin nunca pudo armar una buena campaña, su forma de ser y la ausencia de estratega conspiraron contra su triunfo. Curiosamente el afiche no era del todo malo. Visualmente genera un contraste atractivo. Esta imagen trasmite algo de autoridad lo cual es bueno pues esa era una de las debilidades que el elector le veia. El slogan hubiera podido ser más audaz, la coyuntura lo permitía. “Presidir de otra Forma” es una frase sin mucha fuerza comunicativa, es una forma elegante de decir “Cambio” pero sin decirlo, quizás, si lo hubiera dicho de frente otra hubiera sido la suerte de Jospin. Acá por lo menos se marca el énfasis social y de construcción de equidad de los socialistas.