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Poster de la Campaña de Aecio Neves a la Presidencia de Brasil durante la contienda electoral de 2014 a nombre del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB). Neves aprovechó el desgaste de los tres mandatos del Partido de los Trabajadores para posicionarse como una opción fresca de cambio. Así mismo su estrategia lo posicionó a través de todos los canales de difusión del mensaje como el más brasileño de todos los candidatos. En medio de la pugnacidad entre Rousseff y Silva, Aecio se dirigió siempre a la audiencia sin dureza, sin agresividad, agradeciendo el cariño recibido en sus peregrinaciones por el país, revelando su voluntad de seguir en la disputa y con la certeza de la victoria. Se presentó como candidato de todos los brasileños, a los que ofreció certezas y capacidad de Gobierno, así como la seguridad de que tenía la receta para levantar al país de la crisis. Se emocionó y apeló a la esperanza enarbolando la bandera del cambio que pedía la calle. El exsenador y exgobernador del segundo mayor Estado del país, Minas Gerais, reveló en sus discusiones con la candidata que lideraba las votaciones, Rousseff, su capacidad dialéctica y una forma firme pero al mismo tiempo brasileña, es decir no rabiosa, de enfrentar a sus adversarias políticas. Esa actitud lo llevo a la segunda vuelta electoral en una contienda en donde las encuestas predecían que él seria el tercero y no llegaría. Su éxito fue que supo, con tozudez, querer ganar. También contribuyo su campaña pro-positiva y de esperanza, las dos fibras del actual corazón brasileño: el del afecto y la ausencia del miedo y el sentimiento de los que tras las protestas de junio del 2013, los brasileños habían empezado a usar la razón para exigir un Brasil mejor, que es el que ha prometido crear el prudente y al mismo tiempo tenaz candidato. Al final Dilma Rousseff obtuvo una apretada victoria con el 51.64% de los votos mientras que Aecio consiguió un 48.36%.